13 REASONS WHY
En numerosas ocasiones no somos conscientes de nuestros actos, de cómo puede afectar a la otra persona algo que estoy haciendo, aunque para mí sea una simple broma o un juego. No tenemos en cuenta la forma de ser de esa persona, sus circunstancia, su vida. Por ello, a veces, nos pasamos de esa línea invisible que separa lo divertido de lo excesivo.
La vida de un adolescente es una grandiosa montaña rusa, un frente de batalla, un lugar hostil. Nunca sabes la inmensidad con que se vive esa etapa de tu vida hasta que te alejas de ella, y observas como cualquier cosa se magnificaba, cualquier detalle que ocurría se intensificaba y hacíamos una montaña de arena por un simple grano.
Nunca tuve ninguna etapa donde esta montaña rusa no parara de bajar hasta las profundidades del océano. Si es cierto que habían días que todo se hacía cuesta arriba debido a algún mal de amores, amistades que nunca solidificaron, discusiones con mi madre o mi padre, problemas que nunca tuvieron por qué serlos... Pero de ahí a una constante depresión, pues puedo decir que, no sé si afortunadamente pero, nunca lo pasé. Nunca dejé que nadie se metiera por mi condición sexual, la acepté desde el momento en que me di cuenta de ello, y los demás no tuvieron otra opción que aceptarla conmigo. Cualquier indicio de vacilación o carcajadas hacia mí por este motivo, enseguida me defendía. Mi madre, mi padre y el resto de la familia lo aceptaron como cualquier cosa, ya que (es en realidad como debe ser) es lo más normal de este mundo. Mis amigas y amigos me quisieron igual, el profesorado me respeto igual, y cualquier persona nueva que me conociera ya daba por hecho que era gay y nunca tuve ningún enfrentamiento. Siempre habrán las típicas personas homófobas que se encuentran en fiestas, por la calle y en la ciudad, pero como no son de mi círculo más cercano, no me afecta.
Tras ver esta serie de Netflix, llamada como el título de mi entrada "13 reasons why", me he replanteado muchas cosas. Antes que nada quiero hacer una pequeña sinopsis de la serie.
La serie, que ha batido records de audiencia y se posiciona, en menos de dos semanas, como la más vista de la plataforma Netflix; trata de una chica que se suicida (no es ningún spoiler) y decide realizar 13 cintas donde va ir explicando el motivo de este acto. El personaje principal es un amigo suyo que en cada capitulo irá escuchando una de las cintas, y nosotros y nosotras como espectadores escucharemos con él.
La serie es muy realista, mostrando planos de gran crudeza, donde refleja la realidad de una vida en un instituto, dejando grandes frases que resumen todo lo que se puede llegar a vivir. Y es que, nos creemos que la vida sólo transcurre en esas paredes. Es un micromundo donde están los grandes líderes, y por debajo de estas personas, una secuencia escalonada en descenso del resto de la sociedad, hasta llegar a la gente más marginal.
Nos hace reflexionar sobre cómo puede afectar las cosas que hacemos o decimos, sin pensar, y sin llegar a imaginar las graves consecuencias que pueden pasar, porque creemos que todo el mundo es como yo, que van a comprender mi broma, mi insulto, porque yo se que no lo hago con maldad, sino para hacer reír, caer bien o encajar; pero ¿Y esa persona que recibe mi broma? ¿Sabrá tomárselo como yo lo hago? ¿Podrá interpretar mi acto?
Como ya dije al comienzo, cada persona es un mundo, cada persona vive sus circunstancias, cada persona tiene sus jodidos problemas, y nunca sabemos hasta que punto una persona puede estar sufriendo, para que llegue yo, y me ponga a hacer la gracia con esta persona.
Un mundo de apariencias, donde intento ocultar todo lo malo que vivo, para solo reflejar lo bueno que tengo, simplemente, para que los demás me acepten. Así, se esta convirtiendo el caserío del instituto, aniquilando todo por su paso.
Todos y todas necesitamos apoyo, comprensión, poder respirar, desahogarnos, llorar, sentir protección. A veces no la pedimos, por miedo en apoyarnos en algún fantasma del que saldrá corriendo para utilizarlo en mi contra. A veces, por todas las malas jugadas que hemos vivido, ni siquiera llegamos a intentarlo. El miedo se apodera, se convierte en odio, en tristeza, en decepción.
Una degradación de una vida, que se consume. Una chipa de vitalidad que se apaga, que dejar de brillar. Una depresión que ahoga hasta asfixiarnos. Una vida que vuela alto, para no volver.
Saludos.
-Marcos
La vida de un adolescente es una grandiosa montaña rusa, un frente de batalla, un lugar hostil. Nunca sabes la inmensidad con que se vive esa etapa de tu vida hasta que te alejas de ella, y observas como cualquier cosa se magnificaba, cualquier detalle que ocurría se intensificaba y hacíamos una montaña de arena por un simple grano.
Nunca tuve ninguna etapa donde esta montaña rusa no parara de bajar hasta las profundidades del océano. Si es cierto que habían días que todo se hacía cuesta arriba debido a algún mal de amores, amistades que nunca solidificaron, discusiones con mi madre o mi padre, problemas que nunca tuvieron por qué serlos... Pero de ahí a una constante depresión, pues puedo decir que, no sé si afortunadamente pero, nunca lo pasé. Nunca dejé que nadie se metiera por mi condición sexual, la acepté desde el momento en que me di cuenta de ello, y los demás no tuvieron otra opción que aceptarla conmigo. Cualquier indicio de vacilación o carcajadas hacia mí por este motivo, enseguida me defendía. Mi madre, mi padre y el resto de la familia lo aceptaron como cualquier cosa, ya que (es en realidad como debe ser) es lo más normal de este mundo. Mis amigas y amigos me quisieron igual, el profesorado me respeto igual, y cualquier persona nueva que me conociera ya daba por hecho que era gay y nunca tuve ningún enfrentamiento. Siempre habrán las típicas personas homófobas que se encuentran en fiestas, por la calle y en la ciudad, pero como no son de mi círculo más cercano, no me afecta.
Tras ver esta serie de Netflix, llamada como el título de mi entrada "13 reasons why", me he replanteado muchas cosas. Antes que nada quiero hacer una pequeña sinopsis de la serie.
La serie, que ha batido records de audiencia y se posiciona, en menos de dos semanas, como la más vista de la plataforma Netflix; trata de una chica que se suicida (no es ningún spoiler) y decide realizar 13 cintas donde va ir explicando el motivo de este acto. El personaje principal es un amigo suyo que en cada capitulo irá escuchando una de las cintas, y nosotros y nosotras como espectadores escucharemos con él.
La serie es muy realista, mostrando planos de gran crudeza, donde refleja la realidad de una vida en un instituto, dejando grandes frases que resumen todo lo que se puede llegar a vivir. Y es que, nos creemos que la vida sólo transcurre en esas paredes. Es un micromundo donde están los grandes líderes, y por debajo de estas personas, una secuencia escalonada en descenso del resto de la sociedad, hasta llegar a la gente más marginal.
Nos hace reflexionar sobre cómo puede afectar las cosas que hacemos o decimos, sin pensar, y sin llegar a imaginar las graves consecuencias que pueden pasar, porque creemos que todo el mundo es como yo, que van a comprender mi broma, mi insulto, porque yo se que no lo hago con maldad, sino para hacer reír, caer bien o encajar; pero ¿Y esa persona que recibe mi broma? ¿Sabrá tomárselo como yo lo hago? ¿Podrá interpretar mi acto?
Como ya dije al comienzo, cada persona es un mundo, cada persona vive sus circunstancias, cada persona tiene sus jodidos problemas, y nunca sabemos hasta que punto una persona puede estar sufriendo, para que llegue yo, y me ponga a hacer la gracia con esta persona.
Un mundo de apariencias, donde intento ocultar todo lo malo que vivo, para solo reflejar lo bueno que tengo, simplemente, para que los demás me acepten. Así, se esta convirtiendo el caserío del instituto, aniquilando todo por su paso.
Todos y todas necesitamos apoyo, comprensión, poder respirar, desahogarnos, llorar, sentir protección. A veces no la pedimos, por miedo en apoyarnos en algún fantasma del que saldrá corriendo para utilizarlo en mi contra. A veces, por todas las malas jugadas que hemos vivido, ni siquiera llegamos a intentarlo. El miedo se apodera, se convierte en odio, en tristeza, en decepción.
Una degradación de una vida, que se consume. Una chipa de vitalidad que se apaga, que dejar de brillar. Una depresión que ahoga hasta asfixiarnos. Una vida que vuela alto, para no volver.
Saludos.
-Marcos
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