RETOURNER
Nunca antes había experimentado las sensación de volver a casa, de volver a lo que un día fue tu hogar, donde creciste, y ahora está ocupado por todos esos recuerdos que con gran nostalgia revives en fechas tan familiares como son las Navidades.
Ya comprendo esa magia que se inspira en el aura navideño que envuelve cada lugar con un cálido abrazo.
Fechas donde el consumismo y el capitalismo se hacen más presentes en una sociedad que forma una marea humana agobiada y apurada por comprar regalos, demostrando ser los mejores, los más bondadosos, quedar bien ante los demás. Pero también tiene el otro lado, el entrañable que provocan los niños ilusionados con la pasión emocional que sienten en el mundo mágico que les construimos, y que ellos de mayor, deberán de mantener, esa tradición a veces obligada, como cualquier otra.
No solo niños, sino la alegría que nos muestra la Navidad, ese milagro que nos humaniza y muestra el afecto que, como seres emocionales, necesitamos.
Una obligación para que la familia se reúna, gente que no conoces pero son tan importantes por una sangre, genes, que nos unen, pero que todo lo demás los separa, hasta que por la presión social navideña, se vuelven a juntar para, sin gran interés, se cuenten el año acontecido, unas cuántas fotos para rememorar un rostro efímero en tu vida, y ¡feliz Navidad!
Pero ya todo esto no me importa, no le quiero dar sentido a lo sinsentido. Ahora solo quiero volver a mi tierra, mi ciudad, mi vida, mi familia, y sentir todo lo que me une a todo ello. Esto sí que es Navidad, alegría en mi cara por el reencuentro esperado de mi vida anterior con el joven en el que me he convertido desde que me ausenté para realizar mi sueño de estudiar fuera.
Y es que la Navidad no debería de ser algo con un significado general y global, debería de tener una interpretación propia, que cada uno se adueñe de ella, y yo, tras 18 años entendiéndola como la mayoría nos la quiere dar a entender, he comprendido cuál es la mía, y es, como el turrón que por estas fechas suele anunciarse, volver a casa por Navidad.
Desde el avión escribo este blog, que si fuera en mano, notaríais el nerviosismo que siento por mi caligrafía ilegible, el temblor está latente ahora mismo.
No sé si escribiré más post o me despido con mi visión personal de la Navidad, pero deseo todo lo mejor a cualquier lector, como debería desear siempre
Saludos.
-Marcos
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